34. Cuando Esaú escuchó esto, comenzó a llorar con profunda amargura, y le dijo:—Padre mío, ¡bendíceme también a mí!
35. Isaac le contestó:—Tu hermano estuvo aquí, me engañó y se llevó tu bendición.
36. —¡Con razón lo llamaron Jacob! —dijo Esaú con amargura—. Primero se apoderó de mi primogenitura, y ahora me ha robado tu bendición. Padre, ¿no has guardado una bendición para mí?
37. —Lo he puesto por señor tuyo y le he dado por siervos a todos sus parientes —le respondió Isaac—. Le he garantizado que tendrá abundancia de grano y de vino. ¿Qué puedo darte a ti, hijo mío?
38. Esaú insistió:—¿No tienes ninguna bendición para mí? ¡Padre mío, bendíceme también a mí!Y se puso a llorar a gritos.
39. Entonces Isaac le dijo:«Vivirás lejos de las tierras fértiles y de la lluvia que cae del cielo.
40. Para poder vivir tendrás que usar tu espada, y servirás a tu hermano por un tiempo.Pero cuando seas más fuerte te liberarás del dominio de tu hermano».