18. Jacob llevó la bandeja con la comida a la pieza donde estaba su padre.—¡Padre! —dijo Jacob.—Aquí estoy, hijo mío. ¿Quién eres tú? —preguntó Isaac.
19. —Soy Esaú, tu hijo mayor —dijo Jacob—. Hice lo que me dijiste que hiciera. Este es el guiso que preparé con lo que he cazado. Siéntate y cómelo, para que me bendigas.
20. Entonces Isaac le preguntó:—Hijo mío, ¿cómo pudiste hacerlo con tanta rapidez?—Porque el SEÑOR, tu Dios, me permitió encontrar el animal muy pronto —respondió Jacob.
21. —Acércate —le ordenó Isaac—. Quiero palparte para estar seguro de que eres mi hijo Esaú.
22. Jacob se acercó a su padre, y él lo palpó. «Es la voz de Jacob —dijo Isaac para sí—, pero las manos son las de Esaú».
23. Así que Isaac no reconoció a Jacob, porque sus manos eran tan velludas como las de su hermano Esaú. Antes de bendecir a Jacob,
24. Isaac volvió a preguntarle:—¿Eres realmente Esaú?—Sí, por supuesto —respondió Jacob.
25. —Entonces pásame el guiso de lo que cazaste. Me lo comeré y luego te bendeciré.Jacob se lo pasó, e Isaac comió; también bebió el vino que Jacob le había llevado.
26. —Acércate y bésame, hijo mío —dijo Isaac.
27. Jacob se acercó y besó a su padre. Al oler la ropa que Jacob llevaba puesta, Isaac lo bendijo con estas palabras:
28. Que Dios te dé siempre abundante agua del cielo; que te dé cosechas abundantes, y mucho trigo y vino.
29. Que muchas naciones te sirvan; que muchos pueblos se inclinen delante de ti.Que seas el amo de todos tus parientes, y que todos ellos se inclinen delante de ti.Malditos sean los que te maldigan, y benditos los que te bendigan».
30. En cuanto Isaac hubo bendecido a Jacob, y casi en el momento en que éste salía de la carpa de su padre, llegó Esaú del campo con su caza.
31. También la preparó en la forma que a su padre le gustaba y se la llevó.—Padre —dijo Esaú—, aquí está lo que te he preparado con lo que he cazado. Siéntate y come, para que me des la mejor de tus bendiciones.
32. —Pero, ¿quién eres tú? —preguntó Isaac.—Pues, yo soy Esaú, tu hijo primogénito —le contestó.
33. Isaac se estremeció fuertemente y dijo a Esaú:—Entonces, ¿quién fue el que estuvo aquí y me trajo un guiso? Acabo de comerme el guiso que me trajo, y le di mi bendición, y nadie se la podrá quitar.
34. Cuando Esaú escuchó esto, comenzó a llorar con profunda amargura, y le dijo:—Padre mío, ¡bendíceme también a mí!