12. —¡Suelta el cuchillo! No le hagas ningún daño al muchacho —le dijo el ángel—. Ahora sé que de verdad tienes temor de Dios, porque no te negaste a darme a tu único hijo.
13. Entonces Abraham miró hacia atrás y vio que un carnero estaba enredado por los cuernos en un arbusto. Fue, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto, en lugar de su hijo.
14. Por eso, Abraham le puso a ese lugar el nombre de «el SEÑOR proveerá». Hasta hoy se dice: «En un monte el SEÑOR proveerá».
15. Poco después, el ángel del SEÑOR llamó nuevamente a Abraham desde el cielo,
16. y le dijo:—Ya que me obedeciste y no me negaste a tu único hijo, juro por mí mismo —lo digo yo, el SEÑOR—, que
17. te bendeciré muchísimo. Tu descendencia será tan numerosa como las estrellas del cielo y como la arena del mar. Además, tus descendientes poseerán las ciudades de sus enemigos.
18. Por haberme obedecido, todas las naciones del mundo serán bendecidas por medio de tus descendientes.