15. Cuando se le terminó el agua de la vasija, puso al muchacho bajo un arbusto.
16. Luego ella fue a sentarse a cierta distancia de allí, pues se decía a sí misma: «No quiero verlo morir».Cuando ella se sentó, el niño se puso a llorar a gritos.
17. Entonces Dios oyó el clamor del niño, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo y le dijo:—Agar, ¿qué te pasa? No tengas miedo. Dios ha oído el clamor del niño.
18. Anda, levanta al niño y tómalo de la mano, porque haré de él una nación grande.
19. Entonces Dios le abrió los ojos y ella vio un pozo. Así que llenó la vasija de cuero y le dio de beber al niño.
20-21. Dios bendijo a Ismael, el cual vivió en el desierto de Parán y se convirtió en un excelente arquero. Su madre lo casó con una egipcia.
22. Por este tiempo, el rey Abimélec, acompañado de Ficol, el comandante de sus tropas, fue a donde estaba Abraham y le dijo:—Es evidente que Dios te bendice y te ayuda en todo lo que emprendes.
23. Júrame, por Dios, ahora mismo, que no nos harás daño ni a mí ni a mis hijos ni a mis descendientes. Júrame que, tanto a mí como a los habitantes de este país donde vives como extranjero, nos tratarás con la misma bondad con que yo te he tratado.
24. Abraham contestó:—¡Te lo juro!
25. Luego, Abraham le hizo el reclamo a Abimélec acerca de un pozo que los siervos de éste le habían quitado.
26. —Sólo hasta ahora me entero de esto —exclamó el rey—, y no sé quién tenga la culpa. ¿Por qué no me lo dijiste antes?
27. Entonces Abraham le dio ovejas y vacas a Abimélec; y los dos hicieron un pacto.
28. Abraham puso aparte siete corderas del rebaño.
29. Entonces Abimélec le preguntó:—¿Para qué son esas siete corderas que has separado?