6. Los que estudian la Palabra de Dios deben ayudar económicamente a sus maestros.
7. No se engañen a sí mismos; nadie puede engañar a Dios; uno siempre recogerá lo que haya sembrado.
8. El que siembra para satisfacer los apetitos de su naturaleza pecaminosa, de ella cosechará destrucción; pero quien planta lo que le agrada al Espíritu, cosechará vida eterna del Espíritu.
9. Así que no nos cansemos de hacer el bien, porque si lo hacemos sin desmayar, a su debido tiempo recogeremos la cosecha.
10. Por lo tanto, hagamos el bien a todos cada vez que se presente la oportunidad, y especialmente a los que, por la fe, son de la familia.
11. Les escribo de mi puño y letra, ¡y miren con qué letras tan grandes!