12. Hermanos, sean como yo, porque yo me he identificado con ustedes. Ustedes no me han ofendido en nada.
13. Ustedes bien saben cómo me acogieron la primera vez que les prediqué el evangelio, aun cuando entonces estaba enfermo.
14. Y aunque mi enfermedad fue una prueba para ustedes, no me rechazaron ni me echaron de entre ustedes. Al contrario, me cuidaron como si hubiera sido un ángel de Dios o Jesucristo mismo.
15. ¿Dónde está aquella alegría que experimentaban? Me consta que con gusto se habrían sacado los ojos para dármelos, si esto hubiera sido posible.b
16. ¿Me considerarán ahora un enemigo porque les digo la verdad?
17. Esos que tan ansiosos están de ganarse el favor de ustedes no tienen muy buenas intenciones. Lo que intentan es apartarlos de nosotros para que ustedes les presten más atención a ellos.
18. No hay nada malo en que muestren interés por los demás, siempre que lo hagan con buenas intenciones. Y tampoco en que sea siempre y no sólo cuando estoy con ustedes.
19. Hijitos míos, ¡de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo se forme en ustedes!
20. Daría cualquier cosa por estar allá con ustedes y no tener que hablarles de esta manera, porque francamente me tienen muy confundido.
21. Los que quieren obedecer la ley, díganme: ¿Por qué no se fijan bien en lo que dice la ley?
22. Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos: uno con una esclava y otro con una mujer libre.
23. En el nacimiento del hijo de la esclava no hubo nada sobrenatural; pero el hijo de la libre nació porque Dios le prometió a Abraham que nacería.
24. Esto es como un ejemplo: Las dos mujeres representan dos pactos: una, que es Agar, representa el pacto del monte Sinaí. Ella fue la madre del esclavo.
25. Agar representa al monte Sinaí que está en Arabia, el cual simboliza a la actual ciudad de Jerusalén, que vive en la esclavitud con sus hijos.
26. Pero nuestra madre es la Jerusalén celestial; y ésta es libre.