Gálatas 2:1-10 Nueva Biblia al Día (NBD)

1. Catorce años más tarde fui de nuevo a Jerusalén, esta vez con Bernabé. Tito nos acompañaba.

2. Dios me había revelado que debía hablar en privado con los dirigentes de Jerusalén acerca del evangelio que predicaba entre los gentiles. Lo hice para que todo mi trabajo no fuera en vano.

3. Y ni siquiera le exigieron a Tito, mi compañero, que se circuncidara, a pesar de que era griego.

4. El hecho es que algunos mal llamados hermanos fueron a observar disimuladamente la libertad que teníamos en Cristo Jesús, y ¡querían encadenarnos a sus leyes como si fuéramos esclavos!

5. Pero no les hicimos caso ni un momento, pues queríamos que la verdad del evangelio permaneciera entre ustedes.

6. Los grandes dirigentes de la iglesia no añadieron ni una tilde a mi mensaje. (No es que me importe que hayan sido grandes, porque Dios no juzga por las aparencias.)

10. Eso sí, nos pidieron que recordáramos a los pobres, cosa que por mi parte he procurado hacer con todo cuidado.

Gálatas 2