1. Por lo demás, hermanos míos, alégrense en el Señor. A mí no me molesta volver a escribirles lo mismo, y a ustedes les da seguridad.
2. Cuídense de esos perros, cuídense de esos malos obreros, cuídense de esos que mutilan el cuerpo.
3. Porque los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que por medio del Espíritu adoramos a Dios y nos llenamos de orgullo de pertenecer a Cristo Jesús. Nosotros no ponemos nuestra confianza en esfuerzos humanos.
4. Yo mismo tengo motivos para confiar en mis propios esfuerzos. Si alguien cree que tiene motivos para confiar en esfuerzos humanos, yo tengo más:
5. me circuncidaron al octavo día, pertenezco al pueblo de Israel y a la tribu de Benjamín, soy hebreo entre los hebreos, en cuanto al cumplimiento de la ley, fui fariseo;
6. en cuanto al celo por cumplir la ley, fui perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que la ley exige, fui intachable.
7. Pero todo aquello que para mí era valioso, ahora lo considero sin valor por causa de Cristo.