8. Al hacerse hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte en la cruz!
9. Por eso, Dios lo engrandeció al máximo y le dio un nombre que está por encima de todos los nombres,
10. para que ante el nombre de Jesús todos se arrodillen, tanto en el cielo como en la tierra y debajo de la tierra,
11. y para que toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para que le den la gloria a Dios Padre.
12. Queridos hermanos, ustedes siempre me han obedecido, no sólo cuando estuve con ustedes sino también ahora que ya no estoy; lleven a cabo su salvación con temor y temblor,
13. porque es Dios el que les da a ustedes el deseo de cumplir su voluntad y de que la lleven a cabo.
14. Háganlo todo sin quejarse ni pelearse,
15. para que nadie pueda reprocharles nada y sean hijos de Dios sin culpa en medio de gente mala y perversa. Entre esa gente ustedes brillan como estrellas en el firmamento.