Ezequiel 3:11-19 Nueva Biblia al Día (NBD)

11. Luego ve a tus compatriotas en el exilio y, escuchen o no, diles: “Esto es lo que el SEÑOR Dios dice”».

12. Luego el Espíritu me alzó, y la magnífica presencia del SEÑOR comenzó a alejarse, acompañada por el sonido como de un gran terremoto al escucharse un grito que decía: «Que magnífica es la presencia del SEÑOR cuando está en su templo».

13. También el ruido de las alas de los seres vivos al tocarse entre sí era ensordecedor.

14. El Espíritu me alzó por los aires. Yo iba lleno de amargura e ira, pero la mano del SEÑOR me tenía agarrado con gran fuerza.

15. Llegamos a Tel Aviv, donde estaban los israelitas deportados, junto al río Quebar. Al llegar me senté entre ellos, abrumado y atónito, durante siete días.

16. Al final de los siete días, el SEÑOR me dijo:

17. «Hombre mortal, yo te he designado como un vigía sobre Israel; siempre que le envíe una advertencia a mi pueblo, transmítesela a ellos en seguida.

18. Si rehúsas advertir a los malos cuando yo quiero que les digas: “¡Están bajo sentencia de muerte, por lo tanto arrepiéntanse y salven sus vidas!”, ellos morirán en sus propias culpas, pero yo te culparé a ti por ello.

19. En cambio, si les adviertes y ellos siguen actuando mal, y rehúsan arrepentirse, ellos morirán en sus propias maldades, pero tú estarás sin culpa; hiciste todo lo posible.

Ezequiel 3