3. Y ahora entrega esta parábola a estos rebeldes de Israel. Diles que el SEÑOR Dios dice: “Coloquen una olla sobre el fuego para hervir.
4. Llénenla con carne de carnero escogida: el cuarto trasero, la espalda y todos los cortes más tiernos.
5. Usen sólo los mejores carneros del rebaño, y apilen la leña sobre el fuego debajo de la olla. Cuezan la carne bien, hasta que se desprenda de los huesos”.
6. »Pues el SEÑOR Dios dice: “¡Ay de Jerusalén, Ciudad de Homicidas, tú eres como una olla herrumbrosa y desportillada! Luego saca la carne trozo a trozo en cualquier orden que venga, pues ninguna parte es mejor que otra.
7. Porque su maldad es evidente a todos, audazmente da muerte a quien le da la gana, dejando sangre de las víctimas sobre las rocas a la vista de todos; ni siquiera procura cubrirla.
8. Y yo la he dejado allí sin cubrir; para que esa sangre sea como una acusación a mí contra ella y despierte mi cólera y deseos de someterla a juicio severo.
9. »”¡Ay de Jerusalén, Ciudad de Homicidas, apilaré la leña debajo de ella!
20-21. Yo respondí: «El SEÑOR me mandó decir al pueblo de Israel: “Yo destruiré mi hermoso templo, el cual representa la fuerza de la nación. Y sus hijos e hijas en Judea serán muertos por herida de espada.
22. Y harán como he hecho yo; no pueden hacer duelo en público o consolarse comiendo la comida traída por aquellos que se compadecen de ustedes.
23. Sus cabezas y pies no serán descubiertos como es la costumbre, no harán duelo ni llorarán. Pero lamentarán los unos por los otros por sus maldades y harán duelo a solas por todo el mal que han hecho.
24. Ezequiel es un ejemplo para ustedes, dice el SEÑOR Dios. Harán como él ha hecho. Y cuando venga ese momento, entonces sabrán que yo soy el SEÑOR”.
25. »Hombre mortal, en el día en que yo termine de quitarles en Jerusalén el gozo de sus corazones y su orgullo y alegría —me refiero a sus esposas e hijos e hijas—,
26. en ese día un refugiado de Jerusalén comenzará su viaje hasta Babilonia para contarte lo que ha pasado.
27. Y en el día de su llegada, tu voz de pronto retornará a ti para que puedas hablar con él. Y tú serás un símbolo para esta gente y ellos sabrán que yo soy el SEÑOR».