1. A fines de julio, seis años después de que el rey Joaquín fuera capturado, algunos de los consejeros de Israel vinieron a mí para solicitar instrucciones del SEÑOR, y se sentaron delante de mí aguardando la respuesta.
2. Entonces el SEÑOR me dio este mensaje:
3. «Hombre mortal, di a los consejeros de Israel: El SEÑOR Dios dice: «¿Cómo se atreven a venir a solicitar mi ayuda? ¡Les aseguro que no les diré nada!
4. »Júzgalos tú, hombre mortal, condénalos, cuéntales todas las maldades que esta nación ha cometido desde los tiempos de sus antepasados hasta ahora.
7. »Luego yo les dije: “Eliminen todos los ídolos a los que ahí se les rinde homenaje, no se contaminen tampoco con los ídolos de Egipto, pues yo soy el SEÑOR Dios de ustedes”.
8. Pero ellos se pusieron tercos contra mí y no quisieron seguir mis órdenes. No se deshicieron de sus ídolos ni abandonaron los dioses de Egipto. Entonces pensé: “Yo descargaré mi cólera contra ellos mientras aún estén en Egipto”.
11. Allí yo les di mis instrucciones para que vivieran de acuerdo con ellas, teniendo cuidado en seguirlas con fidelidad.
12. Y les determiné el sábado, un día de descanso cada semana, como un señal entre ellos y yo, para recordarles que soy yo el SEÑOR, quien los aparta en exclusividad para mí, y que ellos verdaderamente son mi pueblo elegido.
13. »Pero Israel se rebeló contra mí, allí en el desierto rechazaron mis instrucciones. No quisieron obedecer mis reglas, aunque el obedecerlas significara vivir con seguridad y por largo tiempo. Y tampoco respetaron los días sábados. Entonces pensé: “Descargaré mi cólera sobre ellos y los haré morir en el desierto”.
14. »Pero de nuevo me contuve para poder proteger la fama de mi nombre, para que las naciones que me vieron sacarlos de Egipto no dijeran que los había destruido porque no los podía cuidar.
15. Pero yo les aseguré en el desierto que no los traería a la tierra que yo les había dado, una tierra tan pródiga que parece que de ella fluyen leche y miel, el sitio más próspero del mundo,
16. porque ellos se burlaron de mis instrucciones, ignoraron mis deseos y echaron al olvido el respetar los sábados. ¡Sus corazones estaban embotados con sus ídolos!
17. Sin embargo, los perdoné, los vi con compasión y no los exterminé en el desierto.
18. »Entonces hablé a sus hijos y les dije: No sigan las pisadas de sus padres, no echen a perder su relación conmigo por rendir homenaje a sus ídolos,