3. Pero Aarón y Moisés insistieron:—El Dios de los hebreos ha salido a nuestro encuentro, y nos ordenó ir a un lugar en el desierto, que queda a tres días de camino, para ofrecerle sacrificios. Si no obedecemos al SEÑOR nuestro Dios, nos podrá castigar por medio de las pestes o la espada.
6. Ese mismo día, el faraón les envió la siguiente orden a sus cuadrilleros y a los capataces que tenían que vigilar el trabajo del pueblo de Israel:
9. ¡Cárguenlos de trabajo y háganlos sudar! ¡Eso les enseñará a no prestar oídos a las mentiras de Moisés y de Aarón!»
12. Y el pueblo se dispersó en busca de paja.
13. Los cuadrilleros fueron muy crueles: «Completen la misma cuota de producción de antes» —les decían—.