3. Esfuércense por mantener la unidad creada por el Espíritu, por medio de la paz que nos une.
4. Somos un solo cuerpo y tenemos un mismo Espíritu; además, hemos sido llamados a una misma esperanza.
5. Sólo hay un Señor, una fe y un bautismo;
6. y tenemos el mismo Dios y Padre, que está sobre todos nosotros. Él actúa por medio de todos nosotros y está en todos nosotros.
7. Sin embargo, debido a su amor, Cristo nos ha dado a cada uno de nosotros dones diferentes.
8. Por eso un salmo dice:«Cuando el Señor subió a lo alto, llevó consigo a los cautivos, y dio dones a los hombres».
9. ¿Qué quiere decir eso de que «subió»? Eso implica que primero descendió hasta lo más bajo de la tierra.
10. Pues bien, el que descendió, luego regresó a lo más alto de los cielos para poder llenarlo todo.
11. Y a algunos les dio el don de ser apóstoles; a otros, el don de ser profetas; a otros, el de anunciar las buenas nuevas; y a otros, el don de pastorear y educar al pueblo de Dios.
12. Su propósito es que su pueblo esté perfectamente capacitado para servir a los demás, y para ayudar al cuerpo de Cristo a crecer.
13. De esta manera, todos llegaremos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, hasta que lleguemos a ser una humanidad en plena madurez, tal como es Cristo.
14. Así dejaremos de ser como niños que cambian de creencias cada vez que alguien les dice algo diferente o logra astutamente que sus mentiras parezcan verdades.
15. Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos y cada vez seremos más semejantes en todo a Cristo, que es nuestra Cabeza.
16. Por lo que él hace, cada una de las partes del cuerpo, según el don recibido, ayuda a las demás para que el cuerpo entero y unido crezca y se nutra de amor.