2. Que el amor y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo reposen en ustedes.
3. Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos porque pertenecemos a Cristo.
4. Desde antes que formara el mundo, Dios nos escogió para que fuéramos suyos a través de Cristo, y resolvió hacernos santos y sin falta ante su presencia.
5. Y nos destinó de antemano, por su amor, para adoptarnos como hijos suyos, por medio de Jesucristo, debido a su buena voluntad.
6. Esto fue para que le demos la gloria a Dios por la extraordinaria gracia que nos mostró por medio de su amado Hijo.
7. Gracias a que él derramó su sangre, tenemos el perdón de nuestros pecados. Así de abundante es su gracia.
8. Además, derramó en nosotros la inmensidad de su gracia al impartirnos sabiduría y entendimiento.
9. Dios nos ha revelado el secreto que tenía guardado, el plan que hace muchísimo tiempo se había trazado en Cristo.
16-17. no he cesado de recordarlos y dar gracias a Dios por ustedes. Pido constantemente a Dios, el glorioso Padre de nuestro Señor Jesucristo, que les dé sabiduría y revelación, por medio de su Espíritu, para que lo conozcan mejor.
18. Pido también que ilumine sus corazones para que sepan cuál es la esperanza a la que los llamó y qué enorme es la riqueza de la herencia que él ha dado a los que son suyos.
19. Oro también para que comprendan el increíblemente inmenso poder con que Dios ayuda a los que creen en él. Ese poder es la fuerza grandiosa y eficaz
20. con que Dios levantó a Cristo de entre los muertos y lo sentó a su derecha en la gloria.
21. Dios puso a Cristo muy por encima de cualquier gobernante, autoridad, poder y dominio, y de cualquier otro nombre que se invoque, no sólo en este mundo sino también en el venidero.
22. Dios ha puesto todas las cosas a sus pies y lo hizo suprema cabeza de la iglesia.
23. Y la iglesia, que es su cuerpo, está llena de él, que llena también todo lo que existe.