Eclesiastés 9:1-15 Nueva Biblia al Día (NBD)

1. También investigué minuciosamente esto: que los justos y los sabios dependen de la voluntad de Dios; nadie sabe si Dios los favorecerá o no. Es cosa de azar.

4. Sólo para los vivientes hay esperanza. ¡Más vale perro vivo que león muerto!

5. Pues los que viven saben por lo menos que han de morir. Pero los muertos nada saben, ni siquiera tienen memoria.

6. Todo lo que hayan hecho en vida —amar, odiar, envidiar— es cosa remota y ellos ya en nada participan aquí en la tierra.

7. ¡Adelante, pues; come, bebe y alégrate; pues Dios ya se ha agradado de tus obras!

8. Usa buena ropa y un poquito de perfume.

9. Date buena vida con la mujer que amas en los fugaces días de la vida, pues la esposa que Dios te da es la mejor recompensa por tu trabajo aquí en la tierra.

10. Haz bien todo lo que emprendas, porque en la muerte, a la cual vas, no hay trabajo, planes, saber ni entendimiento.

11. Volví a mirar por toda la tierra y descubrí que no siempre el más veloz gana la carrera, ni el más fuerte la batalla; que los sabios suelen ser pobres y los hombres diestros no son por fuerza famosos; todo es cuestión de suerte; de estar en el sitio adecuado en el momento oportuno.

12. Nunca sabe el ser humano cuándo le vendrá la mala suerte. Es como pez en la red o ave en el lazo.

13. Hay algo más que me ha impresionado profundamente al observar los sucesos humanos:

14. había un pueblo pequeño con pocos habitantes; llegó un rey y lo cercó.

15. Había en la ciudad un sabio muy pobre, que sabía lo que debía hacerse para salvar la ciudad, y eso la libró. Pero después nadie se acordó más de él.

Eclesiastés 9