1. Moisés continuó su discurso y dijo: «Escuchen ahora con atención, israelitas, las leyes que les doy y obedézcanlas, si quieren vivir y entrar a poseer la tierra que les da el SEÑOR, Dios de sus padres.
2. No añadan otras leyes ni quiten ninguna de las que ahora les doy. Pónganlas en práctica, porque se las ha dado el SEÑOR su Dios.
3. »Ustedes mismos han sido testigos de lo que el SEÑOR hizo en Baal Peor, donde destruyó a los idólatras,
4. pero dejó con vida a los que de ustedes permanecieron fieles a él.
5. »Estas son las leyes que ustedes deberán obedecer cuando lleguen a la tierra donde vivirán. Han sido dadas por el SEÑOR mi Dios.
6. Si las obedecen, obtendrán reputación de sabiduría e inteligencia. Cuando las naciones que los rodeen oigan estas leyes, exclamarán: “¿Qué otra nación es tan sabia y prudente como Israel?
7. Porque ¿qué otra nación, grande o pequeña, tiene a Dios entre ellos como el SEÑOR nuestro Dios está entre nosotros siempre que lo invocamos?
8. ¿Qué nación, no importa cuán grande sea, tiene leyes tan justas como las que les estoy dando hoy?
16-17. de modo que no se corrompan tratando de hacer una imagen de Dios, sea en forma de hombre, de mujer, de animal, de ave,
44-46. Éstas son las leyes que Moisés entregó al pueblo de Israel cuando salieron de Egipto y estuvieron acampados al oriente del río Jordán cerca de la ciudad de Bet Peor. (Este había sido parte del territorio de Sijón, rey de los amorreos. Su capital era Hesbón; él y su pueblo fueron destruidos por Moisés y los israelitas.