1. Se me entregó una vara de medir y se me pidió que fuera a medir el templo de Dios y el altar. Se me pidió también que contara cuántos adoradores había.
2. «Pero no midas las partes externas del templo —me dijeron—, porque han sido entregadas a las naciones y éstas se pasarán tres años y medio humillando a la ciudad santa.
3. Y enviaré a mis dos testigos para que profeticen durante mil doscientos sesenta días vestidos de luto».
4. Los dos profetas en cuestión eran los dos olivos y los dos candeleros que están delante del Señor de la tierra.
5. Cualquiera que trate de hacerles daño, morirá víctima de las llamaradas de fuego que brotan de la boca de aquellos dos personajes.
6. Estos tienen poder para cerrar los cielos de manera que no llueva mientras estén profetizando. También tienen poder para convertir en sangre las aguas y enviar plagas sobre la tierra cada vez que lo deseen.
7. Cuando hayan terminado de dar su testimonio, la bestia que surge del abismo les declarará la guerra, los vencerá y los matará.
10. Aquel será un día de júbilo mundial; en todas partes, las gentes felices intercambiarán regalos y organizarán fiestas en celebración de la muerte de los dos profetas que tanto las habían atormentado.
11. Pero al cabo de los tres días y medio, un aliento de vida enviado por Dios entrará en los dos profetas, y se levantarán. Un gran terror se apoderará del mundo entero.