15. Odien el mal y amen el bien; dejen que reine la justicia en sus tribunales. Quizás así el SEÑOR, Dios todopoderoso, tenga compasión de los pocos israelitas que quedan.
16. Por lo tanto, el SEÑOR, Dios todopoderoso, dice esto: «Se escucharán sus llantos en todas las calles y en cada camino. ¡Llamen a los agricultores para que lloren con ustedes! ¡Llamen a las lloronas de oficio, para que les reciten lamentos!
17. Habrá tristeza y llanto en cada viña cuando yo llegue para castigarlos, pues ellas quedarán resecas». Lo ha dicho el SEÑOR.
18. ¡Cuánto van a sufrir aquéllos que anhelan que llegue el día de juicio del SEÑOR! ¡Pues ese día no será de fiesta y prosperidad como ustedes se lo imaginan, sino de tristeza y ruina!
19. En aquel día serán como un hombre que al huir de un león, se topa de frente con un oso; o como un hombre que en una habitación oscura se apoya en una pared y lo muerde una víbora.
20. Sí, ese será un día terrible y de muchas desgracias para ustedes.
21. El SEÑOR dice: «Yo odio las fiestas religiosas con que ustedes pretenden honrarme; para nada me agradan sus homenajes llenos de tanta pompa.
22. No aceptaré sus ofrendas de animales ni de cereales; tampoco miraré el sacrificio ritual de sus novillos gordos que me dan como medio de reconciliación.
23. ¡Fuera con sus cantos de homenaje, pues son un mero ruido a mis oídos! Yo no escucharé su música, no importa cuán hermosa sea.
24. »¡Lo que yo quiero es que la justicia y la honradez estén presentes en todas sus acciones, que fluyan entre ustedes como las aguas de un río y, que sean virtudes tan fuertes como las aguas de un torrente profundo!