2 Samuel 19:32-33-44 Nueva Biblia al Día (NBD)

4. Todo el pueblo se replegó y entró en la ciudad como si estuvieran avergonzados y hubieran sido derrotados en la batalla.

5. El rey, con el rostro entre las manos, lloraba: «¡Hijo mío Absalón, hijo mío Absalón, hijo mío!»

6. Entonces Joab fue a la habitación del rey y le dijo: «Avergüenza a todos sus siervos que han salvado su vida y la de sus hijos e hijas, y la de sus esposas y concubinas; como si hubiéramos cometido un delito.

7. ¡Parece que ama a los que lo odian, y odia a los que lo aman! Se ve claramente que nosotros nada significamos para usted. Si Absalón estuviera vivo, y todos nosotros hubiéramos muerto, usted estaría feliz.

8. Ahora, levántese y hable de corazón a los que lo siguen, porque le aseguro por el SEÑOR, que si no lo hace, ninguno de ellos se quedará aquí para la noche. ¡Eso será peor desgracia que todas las desgracias juntas que haya tenido!»

9. Al oír esto, el rey salió y se sentó junto a la entrada de la ciudad. Cuando el pueblo lo supo, fue y se presentó delante de él.Por su parte, los israelitas que habían acompañado a Absalón regresaron a sus casas.

32-33. Barzilay el galaadita, que había provisto de alimentos al rey y a su ejército durante su exilio en Majanayin, también llegó de Roguelín para ayudar al rey a pasar el río. Ya estaba muy viejo, pues tenía unos ochenta años, pero era muy rico.

34. —Ven conmigo y vive en Jerusalén —le dijo el rey a Barzilay—. Yo cuidaré de ti.

35. —No —respondió él—, yo soy demasiado viejo para ello.

36. Ya tengo ochenta años y la vida ha perdido el gusto para mí. El alimento y el vino ya no me saben a nada, y ni siquiera puedo escuchar bien las voces de los cantores y cantoras. Yo sólo sería una carga para mi SEÑOR, el rey.

37. El único honor que quiero es cruzar el río con usted.

38. Y luego permítame que regrese y muera en mi ciudad, donde mi padre y mi madre están enterrados. Pero aquí está Quimán, su siervo. Que él vaya con usted a la ciudad y reciba todas las buenas cosas que usted quiera darle.

39. —Bien —dijo el rey—. Quimán irá conmigo, y yo haré por él lo que habría hecho por ti.

40. Todo el pueblo cruzó el río Jordán con el rey; y después que David besó y dio su bendición a Barzilay, éste regresó a su casa.

41. El rey siguió a Guilgal, llevando a Quimán consigo. Y la mayor parte de Judá y la mitad de Israel estaba allí para recibirlo.

42. Pero los hombres de Israel se quejaron al rey, porque solamente fueron hombres de Judá los que les ayudaron a cruzar al río a él y a su familia.

43. —¿Por qué no? —respondieron los hombres de Judá—. El rey es de nuestra tribu. ¿Por qué esto les ha de causar enojo? ¿Acaso le hemos cobrado? Él no nos ha dado ni comida ni regalos.

44. —Pero hay diez tribus en Israel —respondieron los otros—, de modo que tenemos diez veces más derecho delante del rey que ustedes. ¿Por qué no nos invitaron? No olviden que fuimos los primeros en hablar de hacer volver al rey.La disputa continuó, y las palabras de los de Judá fueron más violentas que las de los de Israel.

2 Samuel 19