1. Algún tiempo después, Absalón compró un magnífico carro de guerra y caballos; además, contrató a cincuenta hombres para que fueran su escolta personal.
2. Se levantaba temprano cada mañana y se paraba en la puerta de la ciudad. Cuando alguien traía un caso para que el rey lo juzgara, Absalón lo llamaba y se mostraba interesado en su problema.
3. Entonces decía:—Veo que tienes razón en este asunto. Es desafortunado que el rey no tenga a alguien que le ayude para atender estos casos.
4. Ciertamente me gustaría ser el juez; así cualquiera que tuviera un caso vendría a mí, y yo le haría justicia.
5. Y cuando alguien iba a saludarlo y se inclinaba delante de él, Absalón le tendía la mano, lo abrazaba y lo besaba.
6. De esta manera Absalón iba conquistando el corazón de todo el pueblo de Israel.
7-8. Después de cuatro años, Absalón le dijo al rey:—Déjame ir a Hebrón a ofrecer sacrificios al SEÑOR. De esta manera podré cumplir el voto que le hice mientras estaba en Guesur de Aram, de que si me permitía volver a Jerusalén, yo le ofrecería un sacrificio.
9. —Muy bien —le dijo el rey—, anda y cumple tu voto.Absalón se fue a Hebrón.
17-18. Al llegar a la última casa de la ciudad, David se detuvo, y todos sus oficiales se colocaron junto a él, mientras que el resto de la gente seguía adelante. Así que delante del rey pasaron los quereteos, los peleteos, y los seiscientos guititas que habían acompañado a David desde Gat.
19-20. El rey se dirigió a Itay, el jefe de los seiscientos guititas, y le dijo:—¿Qué estás haciendo aquí? Vuelve y quédate con el nuevo rey, porque tú eres extranjero en Israel, y estás desterrado de tu patria. Casi acabas de llegar y no encuentro justo que te obligue a ir con nosotros quién sabe por qué lugares. Vuelve y lleva tus tropas contigo, y que el SEÑOR sea misericordioso contigo.
25-26. Entonces, siguiendo las instrucciones de David, Sadoc llevó el cofre de regreso a la ciudad.—Si es la voluntad del SEÑOR —dijo David—, él me permitirá regresar para ver el cofre y el santuario nuevamente. Pero si no, que haga conmigo lo que mejor le parezca.
33-34. Pero David le dijo:—Si vas conmigo serás una carga. Vuelve a Jerusalén y dile a Absalón: «Rey, yo le serviré de consejero como lo hice con su padre». Entonces podrás arruinar los planes de Ajitofel.
35-36. Los sacerdotes Sadoc y Abiatar están allí. Cuéntales todo cuanto sepas sobre esta situación. Por medio de Ajimaz hijo de Sadoc y de Jonatán hijo de Abiatar me podrán mandar cualquier noticia.