21. Después, el rey ordenó a todo el pueblo: «Celebren la fiesta de la Pascua del SEÑOR, de acuerdo con las instrucciones que aparecen en el Libro del Pacto».
22. Desde la época de los Jueces no había habido una celebración de la Pascua como aquella, y jamás hubo otra semejante en todos los años de los reyes de Israel y Judá.
23. Esta Pascua se celebró en el año dieciocho del rey Josías en Jerusalén.
24. Josías también acabó con los brujos y adivinos, y con todo tipo de adoración de ídolos, tanto en Jerusalén como en toda Judá. Porque Josías quería seguir todas las leyes que estaban escritas en el libro que el sumo sacerdote Jilquías había hallado en el templo del SEÑOR.
25. No hubo otro rey que, en forma tan completa, se volviera al SEÑOR, y siguiera todas las leyes de Moisés; y ningún rey desde el tiempo de Josías ha sido tan obediente al SEÑOR.
26. Pero, a pesar de todo esto, el SEÑOR no desistió de castigar a Judá, pues nada pudo apagar su ira, causada por la maldad del rey Manasés.
27. Porque el SEÑOR había dicho: «Yo destruiré a Judá, de la manera que destruí a Israel, y desecharé a Jerusalén como ciudad escogida, y al templo del SEÑOR de la cual dije que sería el lugar donde yo habitaría».
28. El resto de la biografía de Josías está escrito en los Anales de los Reyes de Judá.
29. En aquellos días, el faraón Necao, rey de Egipto, atacó al rey de Asiria, en el Éufrates. Entonces el rey Josías salió con el propósito de cerrarle el paso a Necao, pero éste lo mató en Meguido.
30. Sus oficiales llevaron su cuerpo en un carro desde Meguido hasta Jerusalén, y lo sepultaron allí en la tumba que él había designado. Entonces el pueblo tomó a su hijo Joacaz y lo proclamó como rey de Judá, en lugar de su padre Josías.