6. Más tarde, redujo a cenizas las ciudades de Sodoma y Gomorra y las borró de la superficie de la tierra para que sirviera de advertencia a los impíos.
9. No cabe duda entonces de que el Señor sabrá rescatar de las tentaciones a los que viven como él quiere y reservará a los injustos para castigarlos en el día del juicio.
10. Esto es lo que les espera a los que siguen siempre sus pensamientos corrompidos, que desprecian la autoridad del Señor y son tan orgullosos y testarudos que no tienen miedo de insultar a los poderes del mundo invisible.
11. Ni siquiera los ángeles, que son mayores en fuerza y potencia, se atreven a hablar de ellos irrespetuosamente delante del Señor.