2 Crónicas 32:17-28-29 Nueva Biblia al Día (NBD)

17. El rey Senaquerib también envió cartas en que insultaba al Dios de Israel. «Los dioses de las demás naciones no pudieron salvar a sus pueblos de mi mano, y el Dios de Ezequías tampoco podrá», decían sus cartas.

18. Los mensajeros que trajeron las cartas gritaron amenazas en el idioma judío al pueblo que estaba sobre los muros de la ciudad, para asustarlos y amedrentarlos.

19. Hablaban del Dios de Jerusalén como si hubiera sido un dios pagano, un ídolo hecho de mano.

20. Entonces el rey Ezequías y el profeta Isaías hijo de Amoz, clamaron en oración al Dios del cielo,

21. y el SEÑOR les envió un ángel que destruyó al ejército asirio con todos sus oficiales y generales. Senaquerib regresó a su tierra profundamente avergonzado. Cuando entró al templo de su dios, sus propios hijos lo mataron allí.

22. De esta manera el SEÑOR salvó a Ezequías y al pueblo de Jerusalén. Y por fin hubo paz en su reino.

23. De allí en adelante, el rey Ezequías fue inmensamente respetado entre las naciones vecinas, y llegaban a Jerusalén muchas ofrendas para el SEÑOR, y valiosos regalos para Ezequías.

24. Un día Ezequías enfermó de muerte; entonces oró al SEÑOR, y él le respondió con un milagro.

25. Sin embargo, Ezequías no correspondió con verdadera gratitud y alabanza, sino que se enorgulleció, por lo que la ira de Dios se encendió en su contra, y contra Judá y Jerusalén.

26. Pero luego, Ezequías y todos los residentes de Jerusalén se arrepintieron de su pecado. Por eso, durante toda la vida de Ezequías, el SEÑOR no descargó su ira sobre ellos.

27. Ezequías se hizo muy rico y recibió muchos honores. Tuvo que construir edificios para guardar la plata, el oro, las piedras preciosas y los perfumes, y los escudos y vasijas de oro.

28-29. También edificó muchos almacenes para el trigo, para el vino nuevo y el aceite de olivas, y muchos establos para sus animales, y rediles para sus rebaños de ovejas y cabras. Construyó, además, muchas ciudades, porque el SEÑOR le había dado gran riqueza.

2 Crónicas 32