2 Crónicas 26:15-23 Nueva Biblia al Día (NBD)

15. Además, les entregó máquinas de guerra construidas en Jerusalén e inventadas por hombres inteligentes. Estas máquinas fueron colocadas en las torres y en las esquinas de la muralla de Jerusalén, y servían para arrojar flechas y piedras grandes. Con la maravillosa ayuda de Dios, Uzías llegó a ser muy famoso y poderoso, de modo que su fama era conocida en todas partes.

16. Pero cuando vio que tenía tanta fama y tanto poder, se convirtió en un hombre orgulloso. ¡Fue ese orgullo el que lo llevó a la desgracia! Tanta fue su arrogancia que un día, desobedeciendo SEÑOR, Dios de sus antepasados, entró al templo para quemar incienso sobre el altar.

17-18. El sumo sacerdote Azarías entró tras él con otros ochenta sacerdotes, todos hombres valientes, y le pidieron que saliera, y le dijeron: «No le corresponde a usted, rey Uzías, quemar incienso. Esta es tarea exclusiva de los sacerdotes, de los hijos de Aarón, que estén consagrados para esta obra. Salga, porque ha traspasado el mandamiento, y el SEÑOR no lo va a honrar por esto».

19. Uzías, lleno de ira, se negó a dejar el incensario que tenía en la mano, pero repentinamente quedó leproso.

20. Cuando Azarías y los demás lo vieron, lo sacaron de allí enseguida. Él mismo estaba muy ansioso de salir, pues el SEÑOR lo había castigado.

21. El rey Uzías estuvo leproso hasta el día de su muerte, y vivió aislado, separado de su pueblo y del templo. Su hijo Jotán se puso al frente del palacio, y fue quien asumió el gobierno de Judá.

22. Los demás detalles del reinado de Uzías, desde el principio hasta el fin, fueron escritos por el profeta Isaías hijo de Amoz.

23. Cuando murió Uzías, fue sepultado cerca del cementerio real, debido a que murió leproso. Su hijo Jotán fue el nuevo rey.

2 Crónicas 26