9. Se va a necesitar una inmensa cantidad de madera, porque el templo que voy a edificar será de grandes proporciones e increíblemente hermoso.
10. En cuanto al salario, mi propósito es pagar a tus hombres con veinte mil cargas de trigo, veinte mil cargas de cebada, veinte mil medidas de vino, y veinte mil medidas de aceite de oliva».
11. El rey Hiram le contestó al rey Salomón: «¡Es porque el SEÑOR ama a su pueblo, que te ha elegido como su rey!
12. Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra, y que ha dado a David un hijo tan sabio, inteligente y entendido para edificar el templo del SEÑOR y un palacio real.
13. »¡He procedido, pues, a enviarte nada menos que a Hiram Abí, mi famoso maestro en artesanía! Es un hombre brillante,
14. hijo de una mujer de la tribu de Dan, y de un hombre de Tiro. Es experto artífice en oro, en trabajos en plata, y también hace trabajo fino con bronce y hierro, y sabe todo lo relativo al trabajo en piedra y en madera. Trabaja, además, muy bien la púrpura, el lino y la escarlata. ¡Es grabador, y además es inventor! Va a trabajar con tus expertos en artesanía y con los que fueron designados por mi Señor David, tu padre.
15. »Por consiguiente, envíame el trigo, la cebada, el aceite de oliva y el vino que mencionas,
16. y comenzaremos a cortar la madera de las montañas del Líbano, en la cantidad que necesitas, y a llevártela por mar, en balsas, hasta Jope, y desde allí tú te encargarás de conducirla hasta Jerusalén».
17. Salomón procedió a tomar el censo de los extranjeros existentes en el país (tal como su padre David lo había hecho). Según este censo, había ciento cincuenta y tres mil seiscientos extranjeros en Israel.
18. De ellos asignó setenta mil como cargadores, a ochenta mil los envió a las montañas a cortar piedras, y a tres mil seiscientos los puso como capataces.