23. Entonces Sedequías hijo de Quenaná se acercó a Micaías y le pegó una cachetada.—¡Eres un mentiroso! —vociferó—. ¿Cuándo fue que el espíritu de Dios me dejó para entrar en ti?
24. —Lo sabrás pronto —dijo Micaías—, ¡cuando tengas que esconderte en el más oscuro y apartado aposento!
25. —Prendan a este hombre y entréguenlo al gobernador Amón y a mi hijo Joás —ordenó el rey de Israel—.
26. ¡Díganles que yo ordeno que pongan a este sujeto en prisión y lo alimenten a pan y agua hasta que yo regrese a salvo de esta batalla!
27. Micaías respondió:—Si regresas sano y salvo, el SEÑOR no ha hablado a través de mí.Entonces, dirigiéndose a los que lo rodeaban, recalcó:—¡Tomen nota de lo que he dicho!
28. Así que el rey de Israel y el rey de Judá subieron contra Ramot de Galaad.