2. Algunos años más tarde bajó a Samaria para visitar al rey Acab, el cual mató muchas ovejas y vacas para darles la bienvenida a Josafat y a sus acompañantes. Luego, el rey Acab le pidió al rey Josafat que uniera fuerzas con él en contra de Ramot de Galaad.
3-5. —¡Por supuesto! —contestó el rey Josafat—. Estoy contigo en todo. ¡Estaremos contigo en la batalla! Sin embargo, será bueno que primero lo pongamos a la consideración del SEÑOR.El rey Acab mandó a buscar a cuatrocientos de sus profetas paganos, y cuando éstos llegaron, les preguntó:—¿Iremos a la guerra contra Ramot de Galaad, o no?Y ellos aconsejaron:—¡Vayan a la guerra, porque Dios les dará una gran victoria!
8. El rey de Israel llamó, pues, a uno de sus ayudantes, y le ordenó que fuera con toda prisa a llamar a Micaías hijo de Imlá.
9. Los dos reyes tenían puestas sus vestiduras reales y estaban sentados en sus tronos, en un lugar alto, a la entrada de Samaria. Todos los profetas estaban delante de ellos dando sus profecías.
19-20. Y dijo el SEÑOR: "¿Quién puede incitar al rey Acab a que vaya a la guerra en contra de Ramot de Galaad, para que encuentre allí la muerte?". Hubo muchas propuestas, pero finalmente un espíritu avanzó, y delante del SEÑOR dijo: "¡Yo puedo hacerlo!". El SEÑOR le preguntó: "¿Cómo lo harás?".
21. Y el espíritu respondió: "¡Actuaré como un espíritu de mentira en la boca de todos los profetas del rey!". Entonces el SEÑOR le dijo: "Anda y hazlo, porque así lo seducirás".
22. Así que el SEÑOR ha puesto un espíritu de mentira en la boca de tus profetas. ¡En realidad, el SEÑOR ha decidido precisamente lo contrario de lo que ellos te están diciendo!
23. Entonces Sedequías hijo de Quenaná se acercó a Micaías y le pegó una cachetada.—¡Eres un mentiroso! —vociferó—. ¿Cuándo fue que el espíritu de Dios me dejó para entrar en ti?
24. —Lo sabrás pronto —dijo Micaías—, ¡cuando tengas que esconderte en el más oscuro y apartado aposento!
25. —Prendan a este hombre y entréguenlo al gobernador Amón y a mi hijo Joás —ordenó el rey de Israel—.
26. ¡Díganles que yo ordeno que pongan a este sujeto en prisión y lo alimenten a pan y agua hasta que yo regrese a salvo de esta batalla!
27. Micaías respondió:—Si regresas sano y salvo, el SEÑOR no ha hablado a través de mí.Entonces, dirigiéndose a los que lo rodeaban, recalcó:—¡Tomen nota de lo que he dicho!
28. Así que el rey de Israel y el rey de Judá subieron contra Ramot de Galaad.
29. El rey de Israel dijo a Josafat:—Me disfrazaré para que nadie pueda reconocerme, pero tú vístete con los trajes reales.Y así lo hicieron.
30. Por su parte, el rey de Siria había dado orden a sus jinetes y cocheros de cumplir estas instrucciones: «¡Despreocúpense de los demás y concéntrense en atrapar al rey de Israel!».
31. De modo que cuando los capitanes de los carros de combate sirios vieron a Josafat, rey de Judá, en sus ropas de gala, lo rodearon para atacarlo, por cuanto suponían que él era el hombre que debían tomar prisionero. Pero Josafat clamó al SEÑOR para que lo salvara, y el SEÑOR hizo que los cocheros vieran su error, y lo dejaran libre.
32. Tan pronto se dieron cuenta de que aquel no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo.