2. Pero el SEÑOR habló con Semaías, varón de Dios, y le dio este mensaje:
3. «Quiero que vayas y digas al rey Roboán hijo de Salomón, rey de Judá, y a la gente de Judá y de Benjamín,
4. que este es el mensaje que yo, el SEÑOR, les doy: “No peleen contra sus hermanos. Vuélvanse a su tierra, por cuanto ellos se han rebelado por disposición mía"».Por tanto, obedecieron al SEÑOR, y no fueron a pelear contra Jeroboán.
11. También reconstruyó y reforzó los fuertes y estableció guarnición con tropas de soldados bajo el mando de sus oficiales; y allí almacenó alimentos, aceite de oliva y vino.
12. Se establecieron arsenales en cada ciudad para mantener existencias de escudos y lanzas, como otra medida de seguridad; porque solamente los israelitas de Judá y de Benjamín permanecían leales al rey.
15. En lugar de ellos había designado a otros sacerdotes, quienes incitaron a la gente a adorar ídolos y no a Dios, a presentar sacrificios a los ídolos de chivos y becerros que Jeroboán hizo colocar en los cerros.
16. También el verdadero pueblo de Dios, de todas partes de Israel, comenzó a trasladarse a Jerusalén, pues allí podían adorar libremente al SEÑOR, Dios de sus padres, y ofrecerle sacrificios.
17. Esto fortaleció tanto al reino de Judá, que el rey Roboán pudo subsistir por tres años sin dificultad; porque en aquellos años se hizo un sincero esfuerzo por obedecer al SEÑOR, tal como lo habían hecho el rey David y el rey Salomón.
18. Roboán se había casado con su prima Majalat, que era hija de Jerimot hijo de David. La madre de Jerimot fue Abijaíl, hija de Eliab y nieta de Isaí.
19. De este matrimonio nacieron tres hijos, Jeús, Semarías y Zaján.
20. Posteriormente, Roboán se casó con Macá, hija de Absalón, con la cual tuvo cuatro hijos, que fueron: Abías, Atay, Ziza y Selomit.