1. Tan pronto como Roboán llegó a Jerusalén, reunió un ejército de las tribus de Judá y Benjamín, ciento ochenta mil soldados escogidos, y declaró la guerra contra el resto de Israel, en un esfuerzo por volver a unir el reino.
2. Pero el SEÑOR habló con Semaías, varón de Dios, y le dio este mensaje:
3. «Quiero que vayas y digas al rey Roboán hijo de Salomón, rey de Judá, y a la gente de Judá y de Benjamín,
4. que este es el mensaje que yo, el SEÑOR, les doy: “No peleen contra sus hermanos. Vuélvanse a su tierra, por cuanto ellos se han rebelado por disposición mía"».Por tanto, obedecieron al SEÑOR, y no fueron a pelear contra Jeroboán.
13-14. Sin embargo, los sacerdotes y levitas de las otras tribus procedieron a abandonar sus hogares y se trasladaron a Judá y a Jerusalén, porque el rey Jeroboán los había despedido y prohibido ejercer el sacerdocio del SEÑOR.