1. Salomón, hijo de David, llegó a ser un rey muy poderoso, porque contaba con la ayuda del SEÑOR su Dios.
2-3. Salomón reunió en Gabaón a todos los oficiales del ejército, a los funcionarios del gobierno, a los jueces y a los jefes de las familias patriarcales de Israel. Los guió hacia la parte alta del cerro, donde estaba el antiguo santuario construido por Moisés, siervo del SEÑOR, mientras el pueblo andaba por el desierto.
4. (Había otro santuario en Jerusalén, que David hizo construir para colocar allí el cofre de Dios, cuando lo trasladó desde Quiriat Yearín).
5-6. El altar de bronce que había hecho Bezalel hijo de Uri, y nieto de Jur, todavía se mantenía en pie frente al antiguo santuario del SEÑOR. Por eso, Salomón y todos sus invitados se reunieron delante de él y ofrecieron al SEÑOR mil ofrendas quemadas.
7. Aquella noche Dios se presentó a Salomón y le dijo:—¡Pídeme cualquier cosa, y te la daré!
8. Salomón contestó:—¡SEÑOR, tú fuiste bondadoso y bueno con mi padre David, y ahora me has dado el reino!