12. En conclusión: La muerte actúa en nosotros y en ustedes se hace presente la vida.
13. Con esa actitud de quienes creen en Dios, nosotros declaramos lo que creemos. Como está escrito:“Creí y por eso hablé”.
14. Sabemos que el mismo Dios que resucitó al Señor Jesús nos resucitará también a nosotros con Jesús, y junto con ustedes nos llevará a su presencia.
15. Lo que padecemos es por el bien de ustedes. Y mientras más sean los que reciban el amor de Dios, más gracias habrá que dar a Dios por su gran bondad, y mayor gloria recibirá el Señor.
16. Por eso, nunca nos damos por vencidos. Aunque este cuerpo nuestro se va desgastando, por dentro nos renovamos cada vez más.
17. Pues nuestros pequeños y pasajeros sufrimientos producen una gloria eterna más grande y abundante.
18. Por lo tanto, no nos importa lo que ahora se ve, sino que fijamos la mirada en lo que todavía no vemos. Porque lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve no cesará jamás.