10. En realidad, lo que fue glorioso es insignificante si se lo compara con esta supereminente gloria.
11. Y si lo que era perecedero tuvo gloria, mucho más la tendrá lo que permanece.
12. Y como tenemos esta esperanza, podemos predicar con plena libertad.
13. No como Moisés, que se cubría el rostro con un velo para que los israelitas no vieran que la gloria se le desvanecía.