7. Estas palabras de David persuadieron a sus hombres de no dar muerte a Saúl. Cuando Saúl salió de la cueva para seguir su camino,
8. David le gritó:—Señor mío y rey mío.Saúl miró, y David, haciéndole una reverencia,
11. ¿Ves lo que tengo en la mano? Es el borde de tu manto. Lo corté, pero no te quise matar. ¿No te convence esto de que no estoy tratando de causarte daño y que no he pecado contra ti, aunque tú has estado buscándome para darme muerte?
12. Que el SEÑOR juzgue entre nosotros. Quizás te castigará por lo que estás tratando de hacerme, pero yo jamás te haré daño alguno.
13. Dice el viejo proverbio: “Un mal provoca otro mal”. Pero yo no te tocaré para dañarte.
14. ¿Y a quién trata de dar caza el rey de Israel? ¿Debe perder el tiempo buscando a uno que es tan indigno como un perro muerto o como una pulga?
15. Que el SEÑOR juzgue entre nosotros y que castigue a cualquiera de los dos que sea culpable. Él es mi abogado y mi defensor, y él me rescatará de tu poder.
16. Saúl entonces dijo:—¿Eres tú, hijo mío, David? —y rompió a llorar—.
17. Tú eres mejor que yo, porque me has pagado bien por mal.
18. Sí, tú has sido muy misericordioso conmigo en este día, porque cuando el SEÑOR me entregó en tus manos, no me mataste.
19. ¿Quién otro dejaría escapar a su enemigo cuando lo tiene en su poder? Que el SEÑOR te recompense bien por la bondad que me has mostrado en este día.