9. —¡Ni pensarlo! —exclamó Jonatán—. Mira, ¿no crees que yo te lo diría si mi padre tuviera planes de matarte?
10. Entonces David preguntó:—¿Cómo sabré si tu padre está enojado o no?
11. —Sal al campo conmigo —contestó Jonatán—, y salieron juntos.
12. Una vez fuera, Jonatán juró a David:—Prometo por el SEÑOR el Dios de Israel, que a esta hora mañana, o pasado mañana a lo sumo, conversaré con mi padre acerca de ti y te haré saber qué intenciones tiene.
13. Si está airado y desea matarte, que el SEÑOR me mate si no te lo digo, para que puedas escapar. ¡Que el SEÑOR esté contigo como estaba con mi padre!
14. Cuando eso suceda, sé que mientras yo viva me serás fiel, porque nos hemos jurado lealtad, y que si muero
15. seguirás leal a mi familia. Y después que el SEÑOR haya destruido a todos tus enemigos,
16. que Dios te juzgue si tú y tu casa no muestran amor a mis descendientes.
17. Y renovó Jonatán su pacto con David por el amor que los unía, porque lo quería tanto como a sí mismo.
18. Luego le dijo:—Mañana es luna nueva. Te van a echar de menos cuando tu lugar a la mesa esté vacío.
19. Pasado mañana se notará mucho más. Ve entonces al lugar en que te escondiste, hasta la mañana, junto a la piedra de Ézel.
20. Yo saldré y dispararé tres flechas hacia la piedra, como si estuviera tirando al blanco.
21. Enseguida enviaré a un muchacho para que las recoja y las traiga. Si oyes que le digo, “Están de este lado”, sabrás que todo está bien, y que no hay problema.
22. Pero si le digo: “Sigue más allá, las flechas están todavía más allá de ti”, significará que debes partir inmediatamente.
23. Y que el SEÑOR nos ayude a guardar las promesas que nos hemos hecho, porque él ha sido testigo de ellas.