6. Cuando llegaron, Samuel miró a Eliab y pensó: «Este debe ser el hombre que el SEÑOR ha escogido».
7. Pero el SEÑOR le dijo:—No juzgues al hombre por su apariencia. No, no es éste. Yo no escojo como los hombres lo hacen. Los hombres juzgan por la apariencia exterior, pero yo miro el corazón.
8. Isaí le presentó entonces a su hijo Abinadab. Pero el SEÑOR le dijo:—Éste tampoco es el escogido.
9. Isaí le presentó a Sama, pero Samuel dijo:—No, éste tampoco es.
10. Así le fueron presentando, uno por uno, siete de los hijos de Isaí, pero todos fueron rechazados. El SEÑOR no ha escogido a ninguno de ellos
11. —le dijo Samuel a Isaí—. ¿Estos son todos los hijos que tienes?—Sólo falta el menor —replicó Isaí—, pero está en el campo cuidando las ovejas.—Mándalo a buscar inmediatamente —dijo Samuel— porque no me sentaré a comer hasta que él haya llegado.
12. Isaí lo mandó a buscar:Era un joven gallardo, trigueño y de aspecto agradable. Y el SEÑOR le dijo:—Éste es, úngelo.
13. Samuel tomó el aceite de oliva que había traído y lo derramó sobre la cabeza de David delante de sus hermanos. El Espíritu del SEÑOR entonces descendió sobre él y le dio gran poder desde aquel día en adelante. Y Samuel regresó a Ramá.
14. El Espíritu del SEÑOR se había apartado de Saúl, y en cambio, le había enviado un espíritu que lo atormentaba.
17. —Bien —dijo Saúl—. Búsquenme un músico que toque el arpa.
18. Uno de los cortesanos le dijo que conocía a un joven de Belén hijo de un hombre llamado Isaí, que no sólo era un arpista con talento sino un joven gallardo, valiente, fuerte y juicioso.—Lo que es más —añadieron—, el SEÑOR está con él.