7. Todos los años era igual: Penina se burlaba y se reía de ella cuando iban a Silo, y la hacía llorar tanto que Ana no podía comer.
8. «¿Qué pasa, Ana? —le preguntaba Elcaná—, ¿por qué no comes? ¿Por qué te afliges tanto por no tener hijos? ¿No es mejor tenerme a mí que tener diez hijos?»
9. Una tarde en Silo, después de la cena, Ana fue al santuario. Elí el sacerdote estaba sentado en el lugar acostumbrado junto a la entrada.
10. Ella estaba profundamente angustiada y clamaba con amargura mientras oraba al SEÑOR.
11. E hizo este voto: «Oh SEÑOR, Dios todopoderoso, si miras mi dolor y respondes a mi oración dándome un hijo, yo te lo devolveré y será tuyo por toda su vida, y jamás será cortado su cabello».a
14. —¿Cómo te atreves a venir aquí borracha? —le dijo—. ¡Deja ya tu borrachera!