1 Reyes 22:1-8 Nueva Biblia al Día (NBD)

1. Durante tres años no hubo guerra entre Siria e Israel.

2. Pero en el tercer año, mientras el rey Josafat, de Judá, visitaba al rey Acab, de Israel,

3. Acab le dijo a sus oficiales: «¿Se dan cuenta ustedes de que los sirios están aún ocupando nuestra ciudad de Ramot de Galaad? Y nosotros estamos aquí sentados sin hacer nada al respecto».

4. Entonces se dirigió a Josafat, y le preguntó:—¿Pelearemos juntos para recobrar la ciudad de Ramot de Galaad?El rey Josafat de Judá le respondió:—Desde luego. Tú y yo somos hermanos; mi pueblo está a tus órdenes, y mis caballos están a tu servicio.

5. Pero —añadió—, debemos consultar al SEÑOR primero, para estar seguros si esto es lo que él quiere que hagamos.

6. Entonces el rey Acab convocó a sus cuatrocientos profetas paganos y les preguntó:—¿Atacaremos a Ramot de Galaad?Y ellos respondieron:—Sí, vayan, porque el SEÑOR les ayudará a conquistarla.

7. Pero Josafat preguntó:—¿No hay por aquí un profeta del SEÑOR? Me gustaría consultarlo.

8. Sí, aquí hay uno —dijo el rey Acab—, pero yo lo odio, porque jamás me profetiza algo bueno, sino todo lo malo. Su nombre es Micaías hijo de Imlá.—¡Vamos! —respondió Josafat—. No digas tal cosa.

20-21. Entonces el SEÑOR preguntó: “¿Quién irá a inducir a Acab para que vaya y muera en Ramot de Galaad?” Varias sugerencias se hicieron, hasta que un ángel se acercó al SEÑOR y le dijo: “Yo lo seduciré”.

32-33. Cuando vieron a Josafat con sus vestiduras reales, pensaron: «Este es el hombre que buscamos». Entonces lo rodearon para atacarlo. Pero cuando Josafat gritó pidiendo ayuda, ellos dejaron de perseguirlo.

36-37. Cuando el sol se estaba poniendo, se corrió la voz por el campamento: «¡El rey ha muerto! ¡Que todos regresen a sus ciudades! ¡Que cada uno vaya a su casa!»Fue así como murió el rey Acab. Llevaron su cuerpo a Samaria, y allí lo sepultaron.

52-53. Pero no fue un buen rey, porque siguió los pasos de su padre y de su madre, y los pasos de Jeroboán hijo de Nabat, el que hizo pecar a Israel, al hacer que adoraran ídolos. Ocozías, pues, provocó mucho la ira del SEÑOR, Dios de Israel, pues adoró a Baal, tal como lo había hecho su padre Acab.

1 Reyes 22