2-3. Envió este mensaje a Acab, rey de Israel: «Tu plata y tu oro son míos, y mías son las mujeres y tus hermosos hijos».
10. El rey de los sirios envió este otro mensaje a Acab: «¡Que los dioses me hagan más de lo que te puedo hacer a ti, si dejo que en Samaria quede el polvo suficiente para que cada uno de los que me siguen se lleve un puñado!»
11. El rey Acab le respondió: «¡No te jactes de la victoria sin siquiera haber peleado todavía!».
12. La respuesta de Acab la recibieron Ben Adad y los otros reyes mientras estaban bebiendo en su campamento. Inmediatamente Ben Adad ordenó a su tropa: «¡Prepárense para el ataque!» De modo que se prepararon para ir a atacar la ciudad.
13. Entonces vino un profeta a ver al rey Acab, y le dio este mensaje de parte del SEÑOR:—¿Ves a todos estos enemigos? Hoy los entregaré en tus manos, así no te quedará ninguna duda de que yo soy el SEÑOR.
14. Acab respondió:—Y, ¿cómo lo hará?Y el profeta respondió:—El SEÑOR dice que lo hará por medio de los siervos de los príncipes de las provincias.—¿Atacaremos nosotros primero? —preguntó Acab.—Sí —respondió el profeta.
15. Entonces Acab pasó revista a los siervos de los príncipes de las provincias, que eran doscientos treinta y dos. Luego pasó revista a todo el pueblo, el cual estaba integrado por siete mil hombres.
16. Hacia el mediodía, cuando Ben Adad y los treinta y dos reyes aliados estaban bebiendo y se habían embriagado, salieron los primeros hombres de Acab de la ciudad.
17. Cuando se acercaban, los vigías de Ben Adad le informaron:—Vienen algunos hombres.
18. —Tómenlos vivos —ordenó Ben Adad—, ya sea que vengan en son de paz o de guerra.
19. Entonces todo el pueblo que seguía a Acab se unió al ataque.
20. Cada uno mató a un soldado sirio, y repentinamente, todos los sirios huyeron presas del pánico. Los israelitas los persiguieron, pero el rey Ben Adad y unos pocos jinetes escaparon.
21. Sin embargo, el grueso de los caballos y carros fueron capturados, y la mayor parte de los sirios murió en aquella batalla.
22. Entonces el profeta se acercó al rey Acab y le dijo: «Prepárate para otro ataque, pues el rey de Siria volverá a atacar el próximo año».
23. Después de su derrota, los siervos del rey Ben Adad le dijeron: «El Dios de Israel es Dios de las colinas, por eso es que los israelitas ganaron. Pero podemos derrotarlos fácilmente en las llanuras.
24. Sólo que esta vez hay que poner gobernadores en vez de reyes.
25. Alista otro ejército similar al que perdiste; danos la misma cantidad de caballos, carros y hombres, y pelearemos contra ellos en las llanuras; no hay sombra de duda de que los derrotaremos».El rey Ben Adad hizo lo que ellos sugerían.
26. Al año siguiente alistó a los sirios y salió nuevamente contra Israel, esta vez en Afec.
27. El rey Acab, por su parte, conformó su ejército, estableció la línea de aprovisionamiento, y salió a ofrecer batalla; pero los israelitas parecían un par de rebaños de cabritos, en comparación con las fuerzas sirias que llenaban todo el campo.