5. Roboán les contestó:—Denme tres días para pensarlo. Al cabo de ese tiempo regresen, y les daré mi respuesta.Y el pueblo se fue.
6. Roboán habló del asunto con los ancianos que habían aconsejado a Salomón, su padre.—¿Qué me aconsejan ustedes que le responda a esta gente? —les preguntó.
7. Y ellos le respondieron:—Si les das una respuesta agradable y prometes ser bondadoso con ellos y servirles bien, podrás ser rey para siempre.
8. Pero Roboán rechazó el consejo de los ancianos y llamó a los jóvenes con los que se había criado.
9. —¿Qué piensan ustedes que debo hacer? ¿Qué le debo decir a esta gente que vino a pedirme que los tratara mejor de lo que los trató mi padre? —les preguntó.
23-24. «Diles a Roboán, el hijo de Salomón, rey de Judá, y a todo el pueblo de Judá y de Benjamín que no deben pelear contra sus hermanos, el pueblo de Israel. Diles que se separen y vuelvan a sus casas, porque lo que le ha ocurrido a Roboán es conforme a mi voluntad». Entonces se disolvieron, y todos volvieron a sus casas, tal como el SEÑOR lo había ordenado.
25. Jeroboán entonces edificó la ciudad de Siquén, en la región montañosa de Efraín, y la convirtió en su capital. Más tarde construyó Peniel.
26. Jeroboán pensaba: «Si no pongo cuidado, el pueblo querrá tener a un descendiente de David como rey.
27. Cuando vayan a Jerusalén a ofrecer sacrificios en el templo del Señor, harán amistad con el rey Roboán; luego me matarán y le pedirán que sea rey en mi lugar».