3. Y, fuera de todo esto, por amor al templo de Dios, ahora entrego todos mis tesoros privados para ayudar a la edificación.
8. También contribuyeron con grandes cantidades de joyas, las cuales fueron depositadas en la tesorería del templo del SEÑOR, que estaba a cargo de Jehiel (descendiente de Guersón).
9. Todos estaban conmovidos y felices por esta oportunidad de servir, y al rey David lo invadió una grande alegría.
10. Mientras permanecía todavía en presencia de toda la asamblea, David dirigió así sus alabanzas al SEÑOR:«¡SEÑOR, Dios de nuestro padre Israel, alabamos tu nombre ahora y para siempre!
11. Tuyos son la grandeza y el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Todo cuanto hay en los cielos y en la tierra es tuyo. También el reino te pertenece, y tienes el control de todo lo que existe.