6. Sin embargo, cuando estoy entre cristianos maduros, imparto sabiduría; pero no la sabiduría de este mundo ni la de quienes lo gobiernan, que están destinados a desaparecer.
7. Más bien exponemos la sabiduría de Dios que estaba oculta, pero que Dios había destinado para nuestra gloria desde antes de la creación del mundo.
8. Ninguno de los gobernantes del mundo la han comprendido, pues si la hubieran comprendido, no habrían crucificado al Señor de la gloria.
9. Esto es lo que las Escrituras dicen:“Ningún mortal ha visto, ni oído, ni imaginado las maravillas que Dios tiene preparadas para los que aman al Señor.”
10. Nosotros las conocemos porque Dios envió a su Espíritu a revelárnoslas, ya que su Espíritu lo escudriña todo, hasta los secretos más profundos de Dios.