6. Aunque su benevolencia es siempre mayor, y por eso dice también la Escritura: Dios hace frente a los orgullosos y concede, en cambio, su favor a los humildes.
7. Sométanse, pues, a Dios y resistan al diablo, que no tendrá más remedio que huir.
8. Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes. ¡Limpien sus manos, pecadores! ¡Purifiquen sus corazones, ustedes que se portan con doblez!
9. Reconozcan su miseria; lloren y laméntense: que la risa se les convierta en llanto, y en tristeza la alegría.
10. Humíllense ante el Señor y él los ensalzará.