38. Al mismo tiempo que a Jesús, crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
39. Los que pasaban lo insultaban
40. y, meneando la cabeza, decían:—¡Tú que derribas el Templo y en tres días vuelves a edificarlo, sálvate a ti mismo! ¡Baja de la cruz si eres el Hijo de Dios!
41. De igual manera, los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos se burlaban de él diciendo:
42. —Ha salvado a otros, pero no puede salvarse a sí mismo. Que baje ahora mismo de la cruz ese rey de Israel y creeremos en él.