10. Se incorporó y le preguntó:—Mujer, ¿dónde están todos esos? ¿Ninguno te condenó?
11. Ella le contestó:—Ninguno, Señor.Jesús le dijo:—Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no vuelvas a pecar.]
12. Jesús se dirigió de nuevo a los judíos y les dijo:—Yo soy* la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
13. Los fariseos le replicaron:—Estás declarando como testigo en tu propia causa; por tanto, tu testimonio carece de valor.
14. Jesús les contestó:—Aun cuando yo testifique a mi favor, mi testimonio es válido, porque sé de dónde vengo y a dónde voy. Ustedes, en cambio, no saben ni de dónde vengo ni a dónde voy.
15. Ustedes juzgan con criterios mundanos. Yo no quiero juzgar a nadie
16. y, cuando lo hago, mi juicio es válido, porque no estoy yo solo; conmigo está el Padre que me envió.
17. En la ley está escrito que el testimonio coincidente de dos testigos es válido.
18. Pues bien, a mi testimonio se une el que da a mi favor el Padre que me envió.
19. Ellos le preguntaron:—¿Dónde está tu padre?Contestó Jesús:—Ustedes ni me conocen a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre.
20. Jesús hizo estas manifestaciones cuando estaba enseñando en el Templo, en el lugar donde se encontraban los cofres de las ofrendas. Pero nadie se atrevió a echarle mano porque todavía no había llegado su hora.
21. Jesús volvió a decirles:—Yo me voy. Ustedes me buscarán, pero morirán en su pecado; y a donde yo voy, ustedes no pueden ir.
22. Los judíos comentaban entre sí:—¿Pensará suicidarse, y por eso dice: «A donde yo voy ustedes no pueden ir»?
23. Jesús aclaró:—Ustedes pertenecen a este mundo de abajo; yo pertenezco al de arriba. Ustedes son de este mundo; yo no.
24. Por eso les he dicho que morirán en sus pecados. Porque si no creen que «yo soy», morirán en sus pecados.
25. Los judíos le preguntaron entonces:—Pero ¿quién eres tú?Jesús les respondió:—¿No es eso lo que les vengo diciendo desde el principio?
26. Tengo muchas cosas que decir de ustedes, y muchas que condenar. Pero lo que digo al mundo es lo que oí al que me envió, y él dice la verdad.
27. Ellos no cayeron en la cuenta de que les estaba hablando del Padre;
28. así que Jesús añadió:—Cuando ustedes levanten en alto al Hijo del hombre, entonces reconocerán que «yo soy» y que no hago nada por mi propia cuenta; lo que aprendí del Padre, eso enseño.
29. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada.
30. Al oírlo hablar así, muchos creyeron en él.