8. Jesús les dijo:—Ya les he dicho que soy yo. Por tanto, si me buscan a mí, dejen que estos se vayan.
9. (Así se cumplió lo que él mismo había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me confiaste»).
10. Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó e hirió con ella a un criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. (Este criado se llamaba Malco).