23. Veo que la envidia te corroe y la maldad te tiene encadenado.
24. Simón respondió:—Oren por mí al Señor para que nada de lo que ustedes han dicho me suceda.
25. Una vez que Pedro y Juan cumplieron su misión de testigos y proclamaron el mensaje del Señor, emprendieron el regreso a Jerusalén, anunciando de paso la buena noticia en muchas poblaciones samaritanas.