33. No se preocupe, pues, mi señor, el rey, pensando que han muerto todos sus hijos, porque solo ha muerto Amnón.
34. Mientras tanto, Absalón había huido. El centinela levantó la vista y vio un gran grupo de gente que venía por el camino de Joronáin, por la ladera del monte.
35. Entonces Jonadab dijo al rey:—Ya vienen los hijos del rey, tal y como tu siervo había dicho.
36. Cuando terminaba de hablar, llegaron los hijos del rey llorando a gritos. También el rey y todos sus servidores se pusieron a llorar a lágrima viva.