7. Su mujer Jezabel le respondió:—¿Y eres tú quien manda en Israel? Anda, come algo y tranquilízate, que yo te daré la viña de Nabot, el de Jezrael.
8. Inmediatamente se puso a escribir unas cartas en nombre de Ajab, las selló con el sello real y las envió a los ancianos y notables de la ciudad, paisanos de Nabot.
9. Las cartas decían: «Proclamen un ayuno y sienten a Nabot presidiendo la asamblea.
10. Hagan luego que comparezcan ante él dos desalmados que lo acusen* de haber maldecido a Dios y al rey. Entonces lo sacan fuera y lo apedrean hasta matarlo».