10. En efecto: Quien desee amar la vida y conocer días felices, debe guardar su lengua del mal, y sus labios de la falsedad.
11. Debe apartarse del mal y practicar el bien, debe buscar la paz y correr tras ella.
12. Pues los ojos del Señor se fijan en los buenos, y sus oídos atienden a sus ruegos. Rechaza, en cambio, el Señor a quienes practican el mal.